

En un artículo encontrado en la red, profesionales de varios ámbitos como Patricia Ortega, redactora del diario el País; Carmen Gaona, Investigadora del Departamento de Antropología de la U. de Barcelona; Mohamed Reda, Doctor en Filosofía y pensamiento Islámico; Pity Alarcón Directora de TV Murcia. Exponen en dicho artículo el reflejo de los inmigrantes en los medios de comunicación y del que he recogido lo siguiente:
Lo que vemos en los medios de comunicación es la imagen del inmigrante como persona desvalida y desesperada que está dispuesta a todo para sobrevivir y en consecuencia no es muy de fiar.
Existe un error que está en que se ha tratado el fenómeno de la inmigración como cualquier otro hecho informativo, es decir, se le ha aplicado las reglas y los criterios de lo noticiable, que suele coincidir con lo conflictivo, lo polémico y lo controvertido, quitándole toda conexión con un contexto previo, además de que se incide poco sobre lo descubrible.
Pues la tónica frecuente en el tratamiento audiovisual del fenómeno migratorio es el horror, la desesperación, la tragedia, que indudablemente está ahí, pero también los momentos de esperanza, de alegría que son obviados. Y no se trata de utilizar un lenguaje “políticamente correcto”, sino de evitar, interpretaciones que dramaticen o magnifiquen conflictos e incidir en aquellos aspectos que contribuyan y propicien una convivencia basada en los valores democráticos.
Las imágenes son los elementos más susceptibles de ser manipulados, además, la selección de una imagen u otra, puede transformar totalmente el sentido de una información. Son las reinas de la inmigración, tienen múltiples lecturas y su proliferación (debido a su bajo coste) ahonda en la imagen trágica y negativa de la inmigración.
Otro aspecto curioso que se comenta, es que los inmigrantes extracomunitarios son representados mayoritariamente como un problema, como una amenaza, tendiendo a especificar su nacionalidad cuando la noticia constituye un conflicto social, extrapolando las condiciones delictivas de una minoría al grupo en general y obviando las valoraciones positivas de su presencia en el país.
Además las fuentes informativas tienden a una exclusión sutil de la opinión de los propios inmigrantes, que en las contadas veces que aparecen con su voz propia, sus argumentos sirven para respaldar esa visión segregadora.
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